EL INTERES ESTRATEGICO

Por José Manuel Ponte – La opinión A Coruña

..Como algunos de ustedes ya sabrán en el interior de la ría de Ferrol, y apenas a un kilómetro en línea recta del arsenal de la Armada, se está construyendo una planta regasificadora. En un principio -y dada su peligrosidad potencial para la población circundante- se había proyectado instalarla en el puerto exterior, cuyas obras están ya prácticamente terminadas. Pero, por razones que no vienen al caso, la empresa promotora desistió del proyecto y entonces tomó la iniciativa un financiero gallego, el señor Tojeiro que disponía, en terrenos costeros del municipio de Mugardos, de una concesión para instalar una industria forestal. Una concesión administrativa para una industria forestal tiene tanto que ver con una planta regasificadora como un parque de almejas con una fábrica de cañones, pero el señor Tojeiro, que es un hombre muy hábil, consiguió darle la vuelta al expediente y dispuso inmediatamente de autorización para su iniciativa. Hubo protestas por parte de prestigiosos profesionales, desde militares de alta graduación hasta profesores de la universidad, pasando por ingenieros y otros especialistas en la materia, que denunciaron, muy documentadamente, el enorme peligro que supondría para los habitantes de la comarca la explosión de esta planta, así como los perjuicios para el marisqueo, la pesca, y la seguridad del trafico marítimo comercial y de los buques de guerra. Y en el mismo sentido se pronunciaron otras entidades e instituciones, como asociaciones de vecinos, colectivos ciudadanos, e incluso ayuntamientos afectados como el de Ferrol. Nadie les hizo caso y el expediente siguió su avance imparable sorteando todas las trabas administrativas que surgieron en el camino, incluida la obstinación legalista de algunas autoridades. (Por ejemplo, un almirante en jefe de la Armada y un presidente de la autoridad portuaria fueron cesados fulminantemente). Y por si no estaba bastante claro que había una voluntad superior favoreciendo a la empresa, la propia Xunta de Galicia, presidida entonces por el señor Fraga, acordó la adquisición de un paquete de acciones. ¿Cómo vamos a ganar el partido -pensarían los opositores- si el árbitro es el presidente del equipo contrario? Y en estas estábamos cuando se ha producido un cambio de gobierno en la Xunta y una tormenta financiera sobre Endesa y Unión Fenosa, dos empresas eléctricas que, casualmente, también son accionistas de la planta de gas. Estábamos preocupados ante la posibilidad de que todas esas oscilaciones en la composición del poder político y económico tuvieran algún efecto, cuando ha salido a tranquilizarnos el señor Touriño, nuevo presidente de la Xunta de Galicia: “Reganosa -ha dicho- tiene un interés estratégico”. ¿A qué se refiere? ¿Qué hay que entender por estratégico? ¿Acaso es estratégica la situación de la planta de gas frente a Ferrol y el arsenal de la Armada, en vez de en el puerto exterior? ¿Tendremos que traducir estratégico por inevitable? Pudiera ser que sí. En boca de los políticos la palabra estratégico es polivalente. Puede significar esto, aquello y lo contrario.

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10 2005

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